
Efectos y consecuencias de sufrir hipoacusia
Las consecuencias de padecer hipoacusia son bastante amplias y pueden llegar a ser mucho más complejas para nuestra salud. De ahí, la importancia de una detección precoz para poder paliar el inconveniente y evitar su futuro desarrollo.
En el caso de las personas adultas, los efectos más inmediatos de sufrir problemas de audición son la pérdida de la capacidad para comunicarse correctamente con otras personas, generando una sensación de soledad y aislamiento social. La pérdida auditiva genera también un impacto negativo en el rendimiento cognitivo, psicológico y social. La pérdida de audición es causa probada de la aceleración en procesos tales como la demencia y el alzhéimer, enfermedades relacionadas con la salud de nuestro sistema cognitivo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido una clasificación donde explican los grados de pérdida de audición en una persona. Dependiendo de la pérdida de recepción de sonidos por intervalos de decibelios, se considerará que la hipoacusia es:
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Pérdida auditiva leve: hay una pérdida de audición entre 21 y 40 decibelios. El paciente comienza a tener dificultades a la hora de escuchar y distinguir ciertos sonidos.
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Pérdida auditiva moderada: pérdida entre los 41 y 70 decibelios. Problemas a la hora de mantener una conversación o escuchar ciertos ruidos de fondo.
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Pérdida auditiva severa: pérdida entre 71 y 90 decibelios. A partir de aquí se puede hablar ya de sordera. En ciertos casos, los audífonos no son suficientes y se requiere del uso de implantes.
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Pérdida auditiva profunda: pérdida entre los 91 y 119 decibelios. No percibe los ruidos altos y se pierde el habla. Se recomienda el uso de implantes.
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Pérdida auditiva total: casos de pacientes extremos que se tendrán que analizar en clínica para saber el tratamiento más idóneo.
